LA IDENTIDAD DIGITAL

He de reconocer que la primera vez que supe que tenía que escribir sobre este tema me puse un poquito nervioso, primero porque no sabía nada sobre este tema y segundo porque la idea que se me viene a la mente es la de algún tipo de dispositivo. Algo parecido a un DNI electrónico con el que poder firmar los documentos que crees en Internet. Así que siempre que participo, muy pocas veces la verdad, dejo un rastro total de mi identidad dejando los dos nombres y los dos apellidos. Sin embargo, veo que la gente adopta nombres muy curiosos: Peibol, mappo, colibrí, etc. ¿Quiénes son? Algunos de estos nombres son los de compañeros de trabajo con los que paso muchas horas. Pero así creo que queda, como lo diría, demasiado desenfocado. Cualquiera puede hacerse una identidad falsa, creando cuentas en correos electrónicos, en redes sociales, etc. sin decir una sola verdad en relación a su verdadera identidad. Y esto me parece peligroso. Especialmente cuando hablamos de niños o adolescentes que confían ciegamente en desconocidos del otro lado del ordenador.

Como docentes tenemos que trabajar en este sentido y advertir a nuestros alumnos el potencial y los peligros de las RRSS.

Por otro lado, la identidad digital tiene una importancia creciente.  Comienzan a existir encuentros provinciales de educación sobre este tema. Las experiencias sobre el uso de la identidad digital que se vienen realizando en todos los niveles educativos cuentan con bastante éxito. Las experiencias piloto que se están realizando en la búsqueda de empleo parecen prometedoras.

El trasvase de conocimientos y de saber hacer parece que se produce de forma más fluida que con los métodos tradicionales.